Lo social del seguro

La mayoría de nosotros nos vemos obligados tanto por requerimientos legales como por prudencia, a contratar varias pólizas de seguros. Aunque a veces los subestimemos, los seguros cumplen una valiosa […]

La mayoría de nosotros nos vemos obligados tanto por requerimientos legales como por prudencia, a contratar varias pólizas de seguros. Aunque a veces los subestimemos, los seguros cumplen una valiosa función social. Más allá de su papel estándar reconocido por todos los economistas, el seguro juega un papel importante en muchas propuestas austrolibertarias para privatizar empresas tradicionalmente gestionadas por el estado.

¿Para qué sirve un seguro?

El seguro permite repartir el riesgo que beneficia a todas las partes implicadas. Cuando las compañías de seguros cobran una prima a cambio de realizar unos pagos si se dan determinadas condiciones, éstos son acuerdos que benefician tanto a las compañías como a sus asegurados.

¿Es un seguro una apuesta?

No, porque con un seguro el cliente paga una pequeña cantidad de dinero (la prima) a cambio de un futuro menos incierto, en el que su riqueza no fluctuará con tanta violencia en función de lo que acontezca en el futuro.

Estrictamente hablando, es quien renuncia a los seguros el que está viviendo imprudentemente o “apostando”. Repito: en todo caso, contratar un seguro es justo lo contrario de apostar.

Conclusión

Los contratos de seguros proporcionan acuerdos mutuamente beneficiosos entre los asegurados y sus proveedores. A los interesados de un tratamiento más exhaustivo les recomiendo la obra maestra de Huerta de Soto sobre el crédito bancario y el ciclo económico, que precisamente contiene varios pasajes que explican la naturaleza del seguro desde una perspectiva austriaca.